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Refrigerantes tóxicos e inflamables
La evolución del sector de la refrigeración y la climatización en los últimos años ha estado marcada por la transición hacia el uso de refrigerantes naturales. Estos nuevos gases, si bien presentan ventajas medioambientales significativas —como un menor impacto en el calentamiento global y la capa de ozono—, también conllevan ciertos retos técnicos y de seguridad que el frigorista debe conocer y manejar.
Dentro de esta nueva generación de refrigerantes encontramos compuestos clasificados por su grado de inflamabilidad:
A2L (ligeramente inflamables): cada vez más utilizados por su equilibrio entre seguridad, eficiencia y bajo impacto ambiental.
A2 (medianamente inflamables): con mayor riesgo en caso de fuga o manipulación incorrecta.
A3 (muy inflamables): como los hidrocarburos (propano, isobutano), que requieren especial cuidado en el diseño e instalación de los equipos.
A esto se suma que otros refrigerantes naturales, como el amoníaco (NH₃), presentan riesgos asociados a su toxicidad, lo que implica medidas adicionales de seguridad y ventilación.
Por todo ello, la normativa actual —reflejada en el Reglamento de Seguridad para Instalaciones Frigoríficas (RSIF)— establece la obligación de calcular la carga máxima de refrigerante permitida en función de las características del espacio en el que se vaya a instalar el sistema. En otras palabras, el técnico frigorista debe determinar los límites por inflamabilidad y toxicidad, garantizando que, en caso de fuga, no se superen concentraciones peligrosas para las personas ni se generen atmósferas explosivas.
Estos cálculos, aunque fundamentales, no siempre resultan sencillos, ya que requieren tener en cuenta variables como el volumen del local, la densidad del gas, la ventilación disponible y el tipo de ocupación del espacio. Por este motivo, en este curso abordaremos el tema de forma práctica y progresiva, mediante ejercicios resueltos y ejemplos aplicados, de modo que el alumno pueda comprender no solo la teoría, sino también su aplicación real en el día a día profesional.
El objetivo final es que cada participante adquiera la confianza y la competencia necesarias para trabajar con refrigerantes naturales, aplicando los cálculos de seguridad de manera correcta y asegurando tanto el cumplimiento normativo como la protección de las personas y del entorno.

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